20 lecturas de 2020 y un libro maravilloso

Parece que en este año 2020, que tantas ganas tenemos de que acabe, en general se ha leído más. No es extraño dadas las circunstancias que hemos vivido y que estamos viviendo, porque son favorecedoras de la lectura.

Yo no he hecho cuentas, pero supongo que también he leído más. Leo todo lo que me es posible en circunstancias normales y seguro que he leído más, ahora, durante estos días de la pandemia, en el que el tiempo y el espacio se ensanchan y se reducen y nuestro modo de relacionarnos se modifica.

De cualquier forma, he rescatado 20 lecturas de este año para recordarlas y compartirlas, pero sin ánimo de recomendación. Tampoco se trata de una selección exhaustiva: me han venido a la cabeza cuando he echado la vista atrás, las he recuperado de la memoria del Kindle o me han saltado a la vista cuando he recorrido los estantes de mi librería y los préstamos de la biblioteca.

Además, he leído un libro maravilloso, que creo que merece un lugar aparte por su singularidad y su hermosura.

Aquí os los dejo, sin orden ni demasiado concierto, como una pista de un recorrido lector a lo largo de este complicado año.

20 lecturas de 2020

Pierre Lemaitre. El espejo de nuestras penas 

Termino el año leyendo el último volumen de la trilogía de entreguerras de Lamaitre. Un libro muy entretenido, divertido en ocasiones, que enlaza diversas historias que confluyen durante el éxodo que provoca entre los parisinos la ocupación de París por los nazis en 1940. Una lectura interesante y amable.

Rafael Reig. Amor intempestivo

Entre el relato generacional y el repaso de las relaciones familiares, desde el vértigo de la desaparición de los progenitores. Un relato de autoficción sincero, honesto y muy bien contado .  Con ironía, oficio y buen hacer, Rafael Reig construye un relato que despierta la curiosidad hacia su autor. Pero, eso ya se contará en otra parte.

Ian Gibson. Los últimos caminos de Antonio Machado. De Sevilla a Collioure

Poco después de poder visitar la tumba del poeta en Collioure, puede leer este trabajo de Ian Gibson, un emocionante y cálido testimonio los últimos  años de la vida de Antonio Machado. Asistimos al desgarro interior de Machado, a su huida por la frontera con su madre y a su muerte a las pocas semanas, con tan solo 64 años. 

Almudena Grandes. La madre de Frankenstein

Nueva y esperada entrega de la serie episodios de una guerra interminable, el ambicioso proyecto de Almudena Grandes por rescatar momentos históricos recientes que merecen ser recuperados, también desde la ficción. Una novela, como todas las de la serie, de mesa camilla y de lectura entregada. Como toda la serie, excelentemente documentada y clarificadora .

Leonardo Padura. Como polvo en el viento

Esta novela es también un canto a la amistad, a los invisibles y poderosos hilos del amor y las viejas lealtades. Un retrato humano conmovedor, magistralmente contada por el gran Padura, que nunca decepciona. Cuba por dentro y Cuba por fuera. Quizás generacional. Un disfrute.

Isabel Allende. Más allá del invierno

Llegue tarde a isabel Allende, pero como peaje de mi torpeza ahora procuro leer de la autora chilena todo lo que cae en mis manos. Esta es una historia deliciosa, de esas que cuando la acabas te sientes enormemente gratificado por su lectura, a través de unos personajes que encuentran la esperanza en el amor y en las segundas oportunidades.

Anne Tyler. Cuando éramos mayores

Todas las novelas que conozco de Anne Tyler encierran buenas historias que discurren, inevitablemente, en Baltimore. En esta novela nos habla del valor de los recuerdos y el inmenso coraje que se precisa para volver a escribir toda una vida, la de Rebecca, que se resiste a convertirse para siempre en alguien que no es. De gratificante lectura.

I. Martínez de Pisón. Fin de temporada

Me gustan la historias familiares que crea Martínez de Pisón. Son como fotografías, unas veces en sepia, otras en color. Pero siempre acertadas. Fin de temporada, su última novela, recrea la aventura de Rosa y de su hijo en su empeño en sacar adelante un camping en la Costa Dorada, un escenario que me resulta familiar y que ha contribuido a que me encantara su lectura.

Alicia Giménez Bartlett. Sin muertos

Petra Delicado vuelve a sus orígenes. Siempre eficaz la escritura de Alicia Giménez Bartlett, que ha sabido construir a lo largo de muchas novelas un personaje singular y atractivo. Esta nueva novela demuestra la solidez y el rigor en la construcción del personaje, llenándolo de referencias y contextos que contribuyen a su credibilidad.

Ian McEwan. Cáscara de nuez

Escribe mucho, McEwan, y no deja de hacerlo bien con independencia del registro que utilice. En Cáscara de nuez tira de humor y fina ironía para construir un relato sorprendente que va ganando el interés de la lectura a medida que avanza. Más de una de sus novelas tiene sitio en mi estantería de lecturas favoritas de ayer y de hoy. Disfruten.

Jordi Solé. El tigre y la duquesa

Urbana, adictiva y trepidante, dice la promoción de la novela. Una historia bien tejida en torno a la inspectora Giralt y su inesperado e incorrecto compañero, ambos en horas bajas de popularidad en el Cuerpo. Entretenida, interesante y de sugerente lectura. Está muy bien.

Elisabeth Strout. Amy e Isabelle

Una novela intensa, en la línea de otras historias de la autora, Elisabeth Strout que conocí a através de la lectura de su excelente Me llamo Lucy Barton. En esta ocasión narra la complicada relación entre madre e hija, Amy e Isabelle y, finalmente,  su ruptura. Strout tiene una habilidad fascinante para saber interpelar al lector para que comprendan a sus personajes.  

Manuel Ríos San Martín. La Huella del mal

La huella del mal tiene todos los elementos para gustar.  Buena historia, escenario, personajes complejos, está bien contada. Una narración muy televisiva que crece a medida que se avanza en una historia en la que nada es lo que parece. Una excelente novela que he recomendado si me han pedido opinión y que lo vuelvo a hacer, ahora.

Lorenzo Silva. El mal de Corcira

Cae bien el subteniente Bevilacqua, el personaje de Lorenzo Silva que ya va por su décimo caso (novelas). Todo un acierto  del autor. Dos picoletos, Bevilacqua y Chamorro, nada al uso, que, en esta ocasión, afrontan un nuevo caso que les lleva a Euskadi e, inevitablemente, a recordar sus años de servicio en aquel tiempo de plomo. Una historia honesta y narrada, como siempre, con solvencia. Conviene leerla.

Andrés Neuman. Gotas Negras. Gotas de sal

Neuman es un escritor deslumbrante. Novelista, poeta, agitador. En este volumen, publicado en 2007, reúne 40 Haikus urbanos y 20 marinos. Como toda la poesía puede leerse a picotazos, saboreando cada uno de ellos, a nuestro antojo. Sobre el cemento/una flor de colores./Es un milagro

Alex Michaelides. La paciente silenciosa

Una tragedia doméstica que encierra un misterio y que la autora, Alex Michaelides, administra  para construir una historia atractiva a partir de Alicia Berenson, una pintora de éxito, que dispara cinco tiros en la cabeza de su marido y no vuelve a hablar nunca más. O sí. Merece la pena.

Benjamin Black. Las invitadas secretas

Me interesan más las novelas de Benjamin Black, el alter ego, que las de John Banville, el original. Manías. Será por el punto de vista del autor, en cada caso. No sé. En esta historia, Black nos lleva a Inglaterra durante la Segunda Guerra y a la búsqueda de refugio de las hijas de los reyes que, finalmente, será Irlanda. Por ahí está el subinspector Strafford.

Álvaro Mutis. Poesía en La Residencia

Tengo debilidad por el narrador Álvaro Mutis, pero también por su voz cuando lee sus poemas como en este ejemplar de Poesía en la Residencia. Es inevitable encontrar en ellos los ecos de El Gaviero. Cada poema un pájaro que huye/del sitio señalado por la plaga.

Margaret Atwood. Los testamentos

Continuación del maravilloso El cuento de la criada que no desmerece lo más mínimo. Atwood es una escritora grandísima que obliga a caer en sus historias de lleno y hace que sus tramas, sus personajes, su escritura nos lleven de su mano a disfrutar de lo que cuenta. Gratificante.

Inés Plana. Antes mueren los que no aman

Consecuencia de su anterior novela, Morir no es lo que más duele, Inés Plana logra completar una historia tan inquietante como bien construida. Otro picoleto singular, el teniente Tresser, se hace cargo de una investigación que va deparar interesantes personajes y no pocas  sorpresas. 

Y un libro maravilloso

Irene Vallejo. El infinito en un junco

Una verdadera delicia , un texto hermoso, una historia deslumbrante que atrapa y conmueve desde principio a fin. Un regalo de Irene Vallejo que debería ir más allá de sus lectores. Una verdadera joya que, al parecer, fue escrito a mano en su primera versión. Una crónica nada pretenciosa, sencilla, que nos recuerda la casi olvidada historia de este pequeño entrañable y esencial objeto que nos consuela y ayuda a sobrevivir: el libro.

Netnografía, entendiendo la realidad social online

Acabo de leer Netnografía, Investigación, análisis e interacción social online, la propuesta de Miguel del Fresno para avanzar en una teoría que permita entender la realidad social que se está produciendo en el ciberespacio, un nuevo espacio más de lo cotidiano. La netnografía vendría a ampliar el objeto de estudio tradicional de la etnografía al ocuparse en las formas de sociabilidad que se están dando en el contexto social online.

Portada NetnografíaNetnografía no es un libro de divulgación, no es un texto publicístico sobre la emergencia de los entornos sociales. Es un propuesta original con un planteamiento sólido y minucioso que establece las bases epistemológicas y metodológicas de una nueva disciplina científica.

La necesidad y la oportunidad de la nueva disciplina se justifica al entender que cada vez es menos significativa la separación entre los mundos offline y online, dos contextos sociales que se van fusionando en el día a día y en el que cada vez más millones de personas se incorporan con normalidad al uso de Internet movidos por diversos motivos. De este modo, el ciberespacio es en sí mismo un campo de investigación donde es necesario acceder con metodología científica.

La propuesta intelectual y teórica de la Netnografía resulta relevante para investigar, conocer y comprender la cultura de la comunidad online, su singularidad y su lógica. Se amplía así el ámbito del conocimiento en este contexto social para contribuir a reducir ‘el enigma de lo social’.

La originalidad en su planteamiento se encuentra, quizás, en la reformulación de los principios de la etnografía para la investigación netnográfica y, sobre todo, entender la cibercultura como un todo que debe ser comprendida a través de quienes la viven y desarrollan además del observador. Es decir, ‘estar allí’ como los primeros etnógrafos en las comunidades remotas buscando la singularidad humana. Y Miguel del Fresno está allí (since 2005), está aquí.

El futuro de la sociabilidad ampliada

Después de proponer las técnicas de trabajo de campo y los rasgos definitorios de la Netnografía, se avanza en diversas consideraciones del espacio social online que, a mi modo de ver, resultan interesantes y reveladoras:

  • Las relaciones sociales en Internet serían un grafo social en el que cada persona es un nodo, una realidad social ampliada
  • Además de las desigualdades clásicas (género, raza, renta…) aparece una nueva forma de desigualdad posicional derivada del capital social online de las personas
  • Los perjuicios del no acceso a Internet y a sus flujos crecen más rápidamente que los beneficios de acceso
  • La sociabilidad online forma parte cotidiana de la vida diaria de las personas y las relaciones sociales ya están hibridadas en ambos contextos
  • Los intereses y complejidad del contexto offline se van trasvasando de forma natural al ciberespacio en una misma experiencia social cotidiana normalizada.
  • En la búsqueda de la sociabilidad online se da una doble vertiente: búsqueda de identidad y deseo de comunicación.
  • La provisión e intercambio de información es quizás la fuente más evidente de apoyo social que podemos encontrar en Internet.

Algunas de estas consideraciones son retos sociales que entran en colisión con los intereses empresariales y con la realidad de una sociedad de mercado que se impone a las personas. Es por ello que, tras las tres primeras décadas de evolución,  las tendencias no resulten alentadoras: intervención de los estados, creciente regulación legal y administrativa y afán de control y vigilancia por las grandes empresas globales que se han apropiado de la producción del código. En definitiva, ‘una progresiva colonización del contexto online por los usos reglas y prácticas propios del mundo offline.’

Una nueva oportunidad perdida para construir una alternativa más comunicativa, según sostiene del Fresno que considera que los auténticos ciberanarquistas son las corporaciones globales y los abstractos mercados; el @yo_antitwitter más radical que reclama la insurgencia ante el anuncio de Twitter de censurar determinados contenidos que puedan ser considerados inapropiados.

Me gustan las sorpresas

Me gustan las mujeres, al menos me gustan algunas cosas de ellas.  Me gusta cómo andan y cómo huelen y cómo ven el mundo de una manera tan diferente a la de los hombres. Y como son tan diferentes, están llenas de sorpresas. (Walter Mosley, Betty la Negra)

Me gustó el comentario de Mosley cuando lo leí porque a mi también me gustan algunas cosas de las mujeres.

Me gustan las chicas que veo por la calle, en la parada del bus, leyendo o utilizando el móvil en el metro. Me gustan las mujeres cuando caminan decididas al mercado o al trabajo, de compras, a ver a sus madres o a tomar café con un amigo. Me gusta  ver la seguridad que desprenden, su confianza, la singularidad que proclaman, su independencia.

Courbet, El origen del mundo

Me gusta su solidaridad, su complicidad, cómo se entienden y saben tejer esas redes informales que les ampara ante la invisibilidad, el desprecio, la discriminación o la violencia. Cómo se quieren, cómo se cuidan, cómo se miman y se protegen. Cómo hablan con la naturalidad de estar practicando un ejercicio singular e innato.

Me gusta la grandeza, el misterio y el desafío que encierra el recorrido de su maternidad.

Me gusta su risa porque en ella habita el aliento instintivo de la felicidad. Cómo celebran el esplendor de su cuerpo, su belleza luminosa, discreta o serena, espontánea o salvaje. Cómo se adentran en la intimidad atrevidas o inocentes y recorren ese  territorio dibujando caminos de ternura, de deseo, de pasión. Su esencia para amar en superlativo absoluto.

Me gustan las mujeres reales, las mujeres de verdad; las que se ven por la calles, las que conversan en Twitter, las que frecuentan los bares, las que corren por los parques,  las que se mueven en bici…

Me gusta que me gusten e intentar gustarles para sentir el vértigo de adentrarme en su laberinto y en sus costumbres, y dejarme fascinar por sus sorpresas.

Daniela, por dentro está llena de puertas Pedro Guerra

El origen del Mundo (Carlos Marzal)